HISTORIA

SU LLEGADA:

  Los afroecuatorianos son una población nacida en Ecuador descendiente de esclavos africanos, los cuales llegaron al país en el siglo XVI  y su historia en Ecuador inició en la costa y sierra del norte del país, su  llegada a Ecuador ocurrió durante varias etapas. Primero fue con la fundación del movimiento cimarrón, que arribó entre los años 1550 y 1560. Llegaron producto del naufragio de varias embarcaciones que salieron de Panamá con destino a Perú. Algunos esclavos eran originarios de Mozambique y Angola. Otro grupo de africanos llegó a Ecuador desde África Occidental en 1690, para realizar trabajos en plantaciones de algodón y caña, propiedad de los jesuitas. Entre 1748 y 1760 los carabalíes eran importados por los ingleses desde el Golfo de Biafra y los  cimarrones ya no eran una resistencia para la Corona, iniciando un segundo  ingreso de esclavos, que huyeron de las minas de Barbacoas en Colombia. En esta etapa llegaron a Ecuador Mandingas (Gambia), africanos del Congo.

 MOVIMIENTO CIMARRÓN:

   Los cimarrones lograron la libertad y constituir sus propias poblaciones. La mayoría se ubicó en Esmeraldas, aunque fueron migrando con el paso del tiempo. Los cimarrones controlaban la región desde Puerto Viejo hasta Buenaventura, por lo que no era una zona de fácil acceso para los españoles. El cimarronaje, recurso para la evasión de la esclavitud y, a su vez, para la supervivencia étnica y cultural, es el principal eje en el que se junta la identidad afro esmeraldeña y del cual se desprenden todos los procesos. cimarronaje y asentamiento con el liderazgo de Antón(Primer líder de los 23 cimarrones que luego conformarían la República de Zambos bajo el mando de Illescas) República de Zambos dirigida por Illescas con un sistema de parentesco; aislamiento en los esteros(Complejo sistema de canales cortos sinuosos ubicados en el interior de los bosques de manglar que forman una vía acuática casi continua.) con entrega esporádica de trabajo; relativa autonomía de los esclavos de los reales de minas ante el ausentismo de los dueños y el poco control de los funcionarios de la corona, lo cual dio paso a una iniciativa de negociación de libertades y posesión del territorio al convertirse en usufructuarios. Hacia finales del 1500 y comienzos del 1600 los negros cimarrones dominaban y controlaban casi todo el territorio de la provincia de Esmeraldas, desde el Río Esmeraldas hasta Coaque y Cabo Pasado, en Manabí, puesto que aumentaron en número como también en poder. Mantuvieron por todos los medios necesarios su independencia.

Con el andar del tiempo, los cimarrones lograron el reconocimiento de las autoridades coloniales y de alguna forma fueron los principales interlocutores con las autoridades de la Real Audiencia de Quito. En documentos de la época, la región fue definida como la “República de los Zambos de las Esmeraldas”. Entendiéndose para esta época, “una República de los Negros y Negras libres”. Esmeraldas fue durante muchos años, la zona con mayor presencia de negros cimarrones. El oidor, Juan del Barrio, vivió en San Mateo, Esmeraldas, entre el 1598 y 1600; siempre tuvo amistad con los principales negros cimarrones y mulatos libres. Las autoridades españolas se preocuparon de mantener la relación con los líderes cimarrones y mulatos, a través de los doctrineros y de otras personas relacionadas con ellos. En diferentes ocasiones las autoridades coloniales invitaron a subir a Quito a los líderes y principales negros cimarrones para los sacramentos y hacerse amigos. Los cimarrones eran prácticamente intermediarios entre las autoridades y los pueblos de las Esmeraldas. Al no poder dominarlos, la Audiencia de Quito mantenía buenas relaciones con ellos. Por ejemplo, en 1616, la Real Audiencia de Quito solicitó el apoyo de los negros cimarrones de Coaque y Cabo Pasado, para que envíen sus gentes a trabajar en la carretera que Martín de Fuica estaba abriendo de Quito a Bahía de Caráquez. 

Antón, primer líder cimarrón :

  Cuenta Miguel Cabello de Balboa en sus escritos, que los indios de Pidi, al ver que con los negros no podían combatir, ya que tenían de rehenes a sus mujeres e hijos, trataron de hacer alianzas. Siendo el líder principal, un valiente negro llamado Antón. De esta manera, hicieron amistad y decidieron juntar fuerzas para enfrentar a los indios de Campas. Por las crónicas sabemos que estos enfrentamientos fueron sangrientos, pues costaron la vida a seis negros y varios indios. Aprovechando esta situación, los indios intentaron, en un momento de descuido, atacar y liberarse definitivamente de los negros. Como consecuencia provocaron que los negros “once que quedaron” reaccionaran y los vencieran definitivamente. Es muy poca la información que tenemos de Antón pero sabemos que murió en estos primeros enfrentamientos con los indios Campas. A la muerte de Antón, empezaron las discordias por obtener el liderazgo. “Con el correr de los años, el liderazgo fue asumido por Alonso de Illescas”. Alonso de Illescas Por el cronista Miguel Cabello sabemos que: Alonso nació en Cabo Verde, Guinea, África, que a la edad de 8 años fue llevado a Sevilla, España, su nombre verdadero era Enrique y luego se llamó Alonso. Sirvió en la casa de un comerciante de apellido, de Illescas, donde aprendió las costumbres, su lengua, la forma de E 32 33 guerrear y demás “cosas”, que les sirvieron mucho al pasar a tierras americanas y más tarde al asumir el liderazgo de los palenques que los cimarrones establecieron en las costas de Esmeraldas.

Alonso de Illescas: 

   Los negros cimarrones aprendieron la lengua de los indios; los cimarrones pasaron a la adaptación, hasta que mezclados con los indios de la región dieron origen a las primeras poblaciones afroecuatorianas. Instruyeron a sus hijos en el arte de la guerra y en el amor por la libertad. Conocían el manejo de las armas, y el cronista nos cuenta que: “el negro Alonso de Illescas y sus antecesores han puesto a estos indios en saber pelear con Ardiles y cautelas, cosa que los indios antes no usaban”. El primer jefe de este grupo de esclavizados que se convirtieron en cimarrones, sabemos que se llamaba Antón; y el segundo fue Alonso de Illescas.


ABOLICION DE LA ESCLAVITUD:

El proceso hacia la abolición se inició con la Ley de “Libertad de Vientres”, promulgada por Simón Bolívar en el año de 1821. El gran aporte que los batallones de afroecuatorianos y afroamericanos de muchas regiones dieron para las luchas libertarias, no fueron suficientes para que los esclavizados alcanzarán la libertad. En el Ecuador, sólo 30 años más tarde, el General José María Urbina, el 21 de julio de 1851, pudo completar este proceso expidiendo el decreto de la Abolición de la Esclavitud, cuyo texto dice: “Considerando que los pocos hombres esclavos que todavía existen en esta tierra de libres, son un contrasentido a las instituciones republicanas que hemos conquistado y adoptado desde 1820, un ataque a la religión, a la moral y a la civilización, un oprobio para la república. Se decreta la manumisión de los esclavos”. 

Casi un año más tarde se creó la Junta Protectora de la Libertad de los Esclavos, ratificando la medida impuesta. Para no perjudicar a los dueños de los esclavos, el gobierno suprimió impuestos de algunos productos, pero los afroecuatorianos no recibieron ningún tipo de indemnización por los años de esclavitud. A comienzos del siglo XX continúan ingresando negros a Ecuador, especialmente por la construcción del ferrocarril Durán-Quito. El presidente Eloy Alfaro contrató a un importante grupo proveniente de Jamaica para que trabajaran como obreros. El 27 de febrero de 1852, como consecuencia de la libertad decretada por Urvina, se instaló en Guayaquil una “Junta Protectora de la Libertad de los Esclavos”. Finalmente, el 27 de septiembre de ese mismo año, la Asamblea Nacional reunida en Guayaquil aprobó el proyecto presentado por el Dr. Francisco X. Aguirre Abad, el Gral. Juan Illingworth y otros asambleístas, aprobaron la Ley que hizo efectiva la Jefatura Suprema del Gral. Urvina, haciendo desaparecer, de manera definitiva y absoluta, esa institución infeliz que constituía una vergüenza para la república y una cruel ofensa a la dignidad humana.




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